El Jugador, Dostoyevski
El Jugador, Dostoyevski
La triste Europa acomodada del Siglo XIX
Fiódor Dostoyevski fue un escritor ruso formado en ingeniería militar que nació en Moscú en 1821. Clasificado dentro de la literatura psicológica, en sus obras trata temas sociales como la política, las clases sociales o la espiritualidad.
Nació en una familia acomodada pero su padre fue un hombre violento, su hermano y su primera mujer murieron y también perdió una hija. Aparte de todo esto, sufría de epilepsia. Por ello, entre el ambiente oscuro y clasista de la Rusia Zarista y éstas tragedias podemos llegar a entender su carácter fatalista y la vida descontrolada y caótica que llevó.
El Jugador es una dolorida reflexión del carácter ruso de la época.
Escena de juego de ruleta en el Siglo XIX
Dostoyevski tuvo una amante (Polina Suslova) con la que viajó durante 3 meses y fue un auténtico calvario amoroso. Acabó tan hundido que de una forma casi autobiográfica escribió El Jugador a modo de confesión o purga de sus emociones.
Fue escrito en un mes y tiene como curiosidad que fue narrado a una taquígrafa de 20 años de edad (Anna Grigórievna Snítkina), la cual acabó siendo su mujer. No solo es autobiográfica en el sentido amoroso ya que Fiódor tuvo graves problemas con el juego. Tanto es así que le obligaron a escapar de Rusia para no enfrentar sus impagables deudas y no ir a la cárcel.
Anna Dostoyévskaya con sus hijos Liubov y Fiódor
El protagonista de El Jugador, Alexei, es un joven que proviene de una familia noble pero que no tiene una gran fortuna. Está enamorado de Polina, la hija del General Zargoryansky pero no se atreve a expresar sus sentimientos hacia ella. Alexei trata de ganar una fortuna en la ruleta para al fin declararse.
Alexei juega a la ruleta compulsivamente, ganando y perdiendo a partes iguales, haciendo que la lectura sea un constante juego entre la alegría y la desesperación. Es un personaje que no controla sus emociones, como suponemos el propio autor, y nos hace sufrir por la falta de coherencia en sus acciones.
Está escrito como si fuera un diario y no trata de avanzar la acción de una manera meditada sino más bien de relatar las emociones de sus personajes y sus diversos encuentros. En la obra podemos percibir que Dostoyevski, aparte de ser un romántico, era un hombre que tenía sus demonios y estaba descontento con las personas.
Ilustración del casino de Montecarlo en 1875
Me parece un libro interesante que nos hace viajar a un momento histórico interesante de mediados del siglo XIX. En El Jugador, Dostoyevski describe desde los ojos de Alexei las diferentes idiosincrasias culturales de los diferentes países europeos a través de los personajes del relato.
Me gustó, como de una manera elegante y maliciosa, narra los comportamientos. Los únicos que parecen salvarse del veneno de su pluma son los ingleses a los que describe como gente generosa y con tacto. En cambio, a los franceses los describe como rapaces y cínicos, a los alemanes toscos y vulgares, y a los polacos como rastreros y ladrones.
A pesar de ello, no hace un juicio moral de ellos ya que los rusos tampoco se salvan. Simplemente los describe, los deja hacer y los entiende, sabiendo que él tampoco es perfecto y que el mundo no es un lugar santo.
El autor nos presenta las cosas tal y como él las debió percibir, desahogándose y escribiendo una novela que trata los comportamientos destructivos, la cobardía, las falsas apariencias y los sentimientos oscuros del alma del ser humano de una manera elegante, sobria y sutil.
Como dijo en una de sus citas célebres, «Amo a la humanidad, pero, para sorpresa mía, cuanto más quiero a la humanidad en general, menos cariño me inspiran las personas en particular».