EPÍSTOLA PRIMERA
MADRID
22 DE ABRIL, 2021 / DÍA 44 D.O
Mi muy querido Saturnino del Salar,
No sabe cuánta alegría me produce nuestro reciente reencuentro y haber retomado un nuevo contacto después de aquellos años de júbilo universitario que sin duda nos marcaron a todos en la ciudad del estudiante.
Tengo muy vivos y hermosos recuerdos de aquel lugar que nos acogió y sentimos nuestro durante esos breves e intensos años de autoconocimiento y desenfreno infinito.
Me enorgullece que allí fuera el descubrirnos ya que compartimos las mismas piedras y las mismas calles que pisaron diferentes civilizaciones y que vieron crecer a grandes mentes de la historia.
Le escribo para hacerle saber que ha comenzado una nueva era.
Me siento lleno de energía y he conseguido luchar contra mis creencias limitantes y mis complejos, contra el qué dirán y contra mi apatía. He decidido que este tiempo no tiene límites y que debe de estar lleno de actos valientes y honorables, batallar de gran entrega y de luchas a muerte por llenar la vida de sentido.
Bien es conocido su potencial y mis anhelos están depositados en que éste explote, en que liberemos los bloqueos creativos y abramos las puertas de la percepción para disfrutar más y sentirnos mejor con nosotros mismos.
Siento haber sido en ocasiones derrotista, destructivo y apático pero en esta nueva era del huevo lucharé contra estos sentimientos para ganarme el beneplácito de su casa y poder así volver a la batalla con el estandarte ondeando al viento.
Hacía ya tiempo que quería escribirle una epístola y me gustaría me contestases a ciertas dudas que a veces me impiden conciliar el sueño, sabiéndole erudito me atrevo a preguntar.
¿Cuál es su propósito en esta vida?
Reciba un abrazo de su paladín y fiel amigo.
Siempre a su merced,