El Lobo Estepario, Hermann Hesse
El Lobo Estepario, Hermann Hesse
Hermann Hesse fue un buscador.
En 1946 ganó el Premio Nobel de Literatura y sus libros han marcado a diferentes generaciones.
No tuvo una vida fácil y su obstinación por dedicarse a la poesía, rechazado por su familia, le llevó a internados e incluso a una clínica psiquiátrica, lo acabó consiguiendo y publicó más de 40 obras.
Entre sus libros se encuentran Demian o Siddharta que en mi opinión son lecturas obligatorias de todo ser humano.
Nació en Alemania pero cambió su nacionalidad a la Suiza, viajó a la India buscando respuestas existenciales y estuvo comprometido con la política de su época tratando de evitar las dos grandes guerras a través de sus escritos.
Anotaciones solo para locos (o demasiado cuerdos)
Me gustaría recomendar este libro por haber sido un regalo de mi madre, quien lo leyó a diferentes edades causando efectos muy distintos en su persona.
Harry Haller (el protagonista del libro), se define a sí mismo como lobo estepario, un ser que no encaja en el mundo que le rodea y que está inmerso en un cambio de ciclo social que no llega a comprender bien. Me atrevería a decir que pudo ser escrito a modo de desahogo (proyección de la verdadera naturaleza del autor), unido a un sueño (parte onírica) y que, en alguna de sus experiencias, se pudo ver retratado en los ojos de alguien más joven e inocente (autorreconocimiento) dando lugar a esta obra de arte de la literatura.
Ilustración de Harry Haller
Fue escrito en el año 1927 cuando Herman Hesse (estoy seguro que recomendaremos más libros y le haremos un monográfico suyo) tenía 50 años, la misma edad que ronda el protagonista de la novela. Está escrita en un formato interesante que nos muestra a Harry Haller a través de los ojos de un joven que, en un principio, siente rechazo hacia él. Con el paso de los días el aura intrigante y misteriosa del personaje le cautiva y comienza a entender o a empatizar con su tristeza hasta llegar a quitarle el sueño.
“A primera vista daba, desde luego, la impresión de un hombre superior, nada vulgar y de extraordinario talento; su rostro, lleno de espiritualidad, y el juego extremadamente delicado e inquieto de sus rasgos reflejaban una vida anímica interesante, excesivamente agitada, enormemente delicada y sensible. Cuando se hablaba con él y él —lo que no siempre sucedía— traspasaba los límites de lo convencional y, dejándose llevar de su singular naturaleza, decía palabras personales y propias, entonces uno de nosotros no tenía más remedio que subordinársele, él había pensado más que otros hombres, poseía en asuntos del espíritu aquella serena objetividad, aquella segura reflexividad y sabiduría que sólo tienen las personas verdaderamente espirituales, a las que falta toda ambición y nunca desean brillar, ni convencer a los demás, ni siquiera tener razón.”
Ilustración del Lobo Estepario y Hermann Hesse
Seguimos viendo al protagonista desde los ojos del chico hasta que, un buen día, Harry deja la habitación alquilada de la casa en la que ha estado viviendo, dejando tras de sí un manuscrito en el que cuenta su historia. El joven no se posiciona, sino que permite al lector disfrutar de la lectura de lo que el Lobo Estepario dejó para él y que comienza así:
“Érase una vez un individuo, de nombre Harry, llamado el lobo estepario. Andaba en dos pies, llevaba vestidos y era un hombre, pero en el fondo era, en verdad, un lobo estepario. Había aprendido mucho de lo que las personas con buen entendimiento pueden aprender, y era un hombre bastante inteligente. Pero lo que no había aprendido era una cosa: a estar satisfecho de sí mismo y de su vida. Esto no pudo conseguirlo”.
El manuscrito es una gran reflexión y una odisea al mismo tiempo que aborda temas que en épocas más antiguas a la suya no existían. Con la aparición de la burguesía o la clase media acomodada, el sentido del propósito o la pertenencia se volvieron borrosos y crearon sentimientos de incomprensión, desasosiego y pérdida que muchos intelectuales han plasmado en diferentes obras.
En él, habla sobre el inconformismo y el no encajar, aunque asume que no a todo el mundo le ocurre y que hay personas que se contentan con sus quehaceres. Que hay quienes saben disfrutar de los placeres de la vida o de unas rutinas ordenadas y, en cierta medida, esto le produce envidia.
Imagen de lobo y skyline de ciudad
Presenta una interesante dualidad enfrentada que yo creo que todos sentimos en mayor o menor medida en nuestro interior. Nuestra parte de lobo o animal, que es puro instinto depredador, impulsividad y fiereza, se enfrenta, en toda ocasión, a la parte humana taimada por la razón, el bien social y lo políticamente correcto.
En su discurso trata temas como la depresión, la soledad, el suicidio o el desorden y lo que esto significa para él. No podemos decir que sea una víctima del sistema sino más bien una víctima de sí mismo y de su mente. Tiene una amante que bien podría haberse convertido en su mujer, pero afirma:
“Una vida fácil, un fácil amor, una muerte fácil, no eran cosas para mí.»
Harry es un masoquista que se contradice constantemente y al que le gusta refugiarse entre libros, botellas de vino y colillas apagadas, pero que luego busca la paz en el orden de una escalera limpia o en la observación de la simple y feliz vida de otros. Él considera el dolor como algo superior y se siente infeliz pero afortunado de abrazarlo:
“Hay que estar orgulloso del dolor; todo es un recuerdo de nuestra condición elevada.”
Hermann Hesse en el taller de Fritz Widmann en Rüschlikon, 1910
Es un libro por el que no ha pasado el tiempo y que podemos hoy en día sentirnos muy reflejados. Con el avance de la tecnología y las comodidades, la clase media ha crecido y estas preguntas se hacen en más cabezas. Ahora desde un prisma distinto ya que en aquel entonces no existía internet y, sentirse inadaptado o no entendido, era algo más difícil de expresar abiertamente ya que no era ni aceptado, ni aprobado por la mayoría social.
El Lobo Estepario es un libro para incomprendidos y para personas que creen que se comprenden muy bien, es un espejo en el que verse reflejado y analizar cuanto de Harry hay en cada uno de nosotros. En mi caso, la primera vez que lo leí, a los 21 o 22 años, me sentí tan identificado con los sentimientos que describe que me dio miedo. Estaba en un momento de vacío y de vértigo en el que no veía claro mi propósito o mi lugar en este mundo. Disfruté de su lectura y encontré en el Lobo Estepario a un amigo y confidente que había experimentado cosas que ya me martirizaban y me causaban una tremenda apatía.
Hermann Hesse
Hoy por hoy, a mis 32, veo a Harry como él se ve en el libro cuando es joven, con fuerza y ganas, con la misma dualidad lobo-hombre, pero con un deseo de luchar y de encontrar un sitio en el que sentirse a gusto y pertenecer. No sé qué ocurrirá cuando lo relea a mis 50, espero ser un poco más feliz de lo que él parece ser y encontrar en este periodo las cosas de la vida que me hagan sentirme conforme y agradecido que, en realidad, ya son muchas.
Poniéndome en lo negativo, abrazo esta frase y me la quedo, por si a pesar de mis esfuerzos y mi búsqueda, yo también estoy destinado a convertirme en el Lobo Estepario:
“La soledad era fría, es cierto, pero también era tranquila, maravillosamente tranquila y grande, como el tranquilo espacio frío en el que se mueven las estrellas.”
Hermann Hesse fue un buscador y un inconformista que luchó por ser quién él quería.
En 1946 ganó el Premio Nobel de Literatura y sus libros han marcado a diferentes generaciones.
No tuvo una vida fácil y su obstinación por dedicarse a la poesía, rechazado por su familia, le llevó a internados e incluso a una clínica psiquiátrica, lo acabó consiguiendo y publicó más de 40 obras. Fue discípulo de Jung a quien conoció personalmente.
Entre sus libros se encuentran Demian o Siddharta que en mi opinión son lecturas obligatorias de todo ser humano.
Nació en Alemania pero cambió su nacionalidad a la Suiza, viajó a la India buscando respuestas existenciales y estuvo comprometido con la política de su época tratando de evitar las dos grandes guerras a través de sus escritos.