King Gizzard &
the Lizard Wizard
Artesanos de la exploración microtonal. Su último álbum LW está lleno de riffs y licks fuera de este mundo, teclados disonantes que contrastan con voces hipnóticas en reverberación. Enmarcado por los tambores y címbalos del que, para muchos, es uno de los mejores bateristas de la actualidad. Letras sepulcrales y apocalípticas, que tratan sobre la destrucción que podemos llegar a ser los seres humanos.
Psicodélia: onda y partícula.
La dualidad onda-partícula es un fenómeno cuántico, bien comprobado empíricamente, por el cual muchas partículas pueden exhibir comportamientos típicos de ondas en unos experimentos mientras aparecen como partículas compactas y localizadas en otros experimentos. Creo que la mecánica cuántica estará de acuerdo conmigo en que a los King Gizzard les ha salido el experimento todas las veces.
Cuando hacen progresivo duro como en el Robot Stop de 2016, notas el sonido pegándote en el pecho como bolas de cañón. Partícula. Pero es que cuando se deslizan por el sintetizador y los microtonos, como en su ultimísimo álbum (véase Catching Smoke), acariciándote el cerebro… Onda.
Estos prodigios de la naturaleza fueron creados en Australia por sus respectivas madres (o en el laboratorio de algún discípulo de Hofmann). El destino, que ya sabéis cómo es, quiso que fueran vecinos y compañeros de clase. Dato curioso: el nombre del grupo nació del desacuerdo entre llamar al grupo «Gizzard Gizzard» («Molleja Molleja» en español) o «Lizard King» (pseudónimo de Jim Morrison).
Desde que grabaran 12 Bar Bruise en 2012, con sus veintipocos y el iPhone a modo de micro, no han parado. No en plan saco un disco al año todos los años, no. En 2017 sacaron cinco. En un año. Cinco. Además ese año empezaron a darle fuerte y flojo a la microtonalidad. No, no es una droga nueva, pero para Stu como si lo fuera, porque lleva enganchado a su «Microtonal Banana» desde entonces.
Lo mejor de sus experimentos es que dan siempre el mismo resultado: Psicodelia. En todas sus posibles estados y variables. Parece que de verdad les moviera un afán científico y su tesis se basara en captar todo el espectro experimentable de esta corriente. Digo experimentable porque no solo son artesanos de la música psicodélica sino tambien visual: sus videoclips, sus álbumes (portada y vinilo incluidos), y sus conciertos están cargados de vibraciones trippy. En este apartado de lo que entra por los ojos el encargado es el gran maestro Jason Galea. Este caballero se curra unos videoclips y unas portadas… Pinchad en su nombre, haceos el favor.
El resultado de todo esto junto podríamos definirlo como sinestésico. Pero mejor no definirlos. No se puede poner puertas al campo. Si ya han pasado por el trash, el rock progresivo, los microtonos, las melodías orientales, un album infinito, las flautas, el tenebrismo y hasta han usado un container de chapa como percusión… qué se puede decir. Nada. Mejor quitarse el sombrero.
Los australianos no dejan de crear ni aunque los confinen, su último disco Butterfly 3000 salió a la venta el 30 de Julio pero ya han publicado varios videoclips en su canal de YouTube. Para algunos de ellos, como Interior People, han contado con el Studio Showoff. Este estudio de animación tiene un estilo único y hace cosas loquísimas. Han hecho videos para Childish Gambino entre otros tantos. Y por esa línea de las bizarradas animadas van también los tres vídeos anteriores que han ido subiendo estas semanas: Shanghai (animado por la artista Amanda Bonaiuto) y dos realizados por el surrealista Jamie Wolfe: Blue Morpho y Dreams. Echadle un ojo a su página web porque no tiene desperdicio.
El caso es que tuvieron que todo hacerlo sin verse, trabajando a distancia. No sabemos cómo, sacaron su lado más luminoso sin dejar de lado su característica naturaleza lisérgica. Yo no puedo parar de escucharlo en bucle. Una muestra más de que para combatir tiempos oscuros nada mejor que felicidad… y sintetizadores.
Artesanos de la exploración microtonal. Su último álbum está lleno de riffs y licks fuera de este mundo, teclados disonantes que contrastan con voces hipnóticas en reverberación. Enmarcado por los tambores y címbalos del que, para muchos, es uno de los mejores bateristas de la actualidad. Letras sepulcrales y apocalípticas, que tratan sobre la destrucción que podemos llegar a ser los seres humanos.