El renacer alquímico
El renacer alquímico
Según el alquimista más famoso de la historia Hermes Trismegisto: Lo de abajo es igual a lo de arriba. Lo de arriba es igual a lo de abajo.
El inconsciente es nuestra otra mitad y con frecuencia ofrece a nuestra mitad consciente una guía que no podríamos obtener de otro modo.
La unión del inconsciente con el consciente
Los filósofos alquimistas buscaban una respuesta a los múltiples enigmas del ser humano y su alma.
El opus alchymicum es un ritual de transformación que tiene en cuenta la naturaleza cósmica y desconocida del ser. Frente a la Iglesia que exorciza a los demonios alejando al ser humano de su propia naturaleza, los alquimistas, por el contrario, consideran que sólo la Gran Madre naturaleza dispensa la sabiduría a los iniciados.
Esta meta infinitamente ardua enfrenta al filósofo alquimista con esa soledad temida por todos, donde solamente se tiene la compañía de uno mismo. Bajo tales circunstancias se activa el inconsciente y se hace perceptible a la intuición. El secreto esencial de la alquimia está en el inconsciente.
El opus alchymicum es un curioso pro ceso místico-operativo. Simboliza esa evolución espiritual que Jung denominó proceso de individuación. El aspecto material del proceso alquímico (metales, elementos…) pensado como una acción ritual, entendida en el sentido de Opus divinum.
Ello explica su analogía con el ritual de la misa onde se produce igualmente la transmutación de los elementos y explica también el echo de que algunos concibieran la piedra Filosofal como una alegoría de Cristo. El proceso alquímico tiene como meta la autorrealización, la elevación del ser.
El descensus ad inferos según van der Heyden (1559 – 1563)
Primera fase: Descensus ad inferos, nigredo.
Fase personificada por Saturno. El proceso alquímico comienza con la separación de los elementos (separatio elementorum) que significa la disolución de la consciencia, del yo existente hasta entonces.
Esta disolución implica un estado de impulsividad y falta de control. Es un estado crítico en el que la conciencia amenaza con hundirse en el inconsciente.
El desmembramiento es necesario para la reunificación. Osiris, Dioniso, Orfeo, Cristo su desmembramiento y posterior reunificación, su descenso a los infiernos y su regreso del mundo subterráneo corresponden, en el campo psicológico, a la integración del si mismo por concienciación de contenidos separados.
El drama de estos textos míticos expresa el misterio de la transmutación y redención. Ellos descendieron al mundo subterráneo y regresaron. Muerte y renacimiento que muy pocos alcanzan.
El desmembramiento (desmembratio) vuelve a producir el estado caótico inicial. De ese modo resulta posible crear un nuevo cuerpo más perfecto por medio de una nueva impressio formae o imaginatio.
La aparente unidad de la persona se res quebraja y disuelve a consecuencia del cho que con el inconsciente.
Es un pasaje oscuro, purificador, en el que todo lo superfluo queda con sumido por el fuego (incineratio).
La inmersión en el inconsciente, dominio peligroso (caverna, bosque, profundi dad de las aguas, vientre de la ballena, des censo al Hades…) en el que se adentra el héroe en busca de un tesoro difícilmente accesible-riquezas del mundo subterrá neo-, produce ese miedo y esa resistencia que todo ser humano experimenta frente a un descenso demasiado profundo en sí mismo.
El alquimista vive el estado inicial del opus alchymicum como algo idéntico a su con dición picológica, identifica las tinieblas del espíritu con la nigredo. El negro es la etapa
Psicológicamente corresponde al encuentro con la sombra. Se siente como melancolía, recapitulación de todos los esta dos precedentes, descensus ad inferos del que no todos regresan. Noche oscura del alma que recuerda a la muerte.
El neófito debe sumergirse en esa oscuridad que constituye la clave de todo el opus alchymicum y sin la cual no puede obrarse la regeneración. El estado de nigredo contiene, dentro de su oscuridad, los elementos positivos que permitirán el renacimiento.
La coniunctio es la unión efímera de los contrarios
Segunda fase: Coniunctio oppositorum, albedo
Fase simbolizada por la Luna. Esta segunda fase está también repre sentada por la cola del pavo real (cauda pavonis), o lo que es lo mismo, el blanco que contiene todos los colores.
Pero la coniunctio oppositorum entendida como unión «física» de la mujer y el hombre es una unión efímera, corresponde a una fase del desarrollo vital en la que todavía no se ha superado la unilateralidad. La solución de la problemática de los opuestos, debe efectuarse dentro de la psique. Lo que permite alcanzar la totalidad del ser-el anthropos- es la integración de lo femenino y lo masculino que hay en todo individuo.
Tercera fase: Putrefactio, citrinitar
Fase encarnada por Júpiter. Después de la unión de los opuestos produce una calma semejante a la muene Cuando los contrastes se unen se aquieta la energía, en el agua estancada se produce l putrefactio. La descomposición de una estructura anteriormente viva.
La putrefactio implica la toma de conciencia de la propia vileza y en consecuencia el cambio de rumbo en un viaje continuo hacia la superación y la perfección.
El encuentro con la sombra suele comenzar en la madurez, cuando nos damos cuenta de los efectos limitadores de la represión, cuando ponemos en cuestión los valores que hasta entonces habían gobernado nuestra vida.
El trabajo con la sombra es el proceso, voluntario y consciente, de asumir lo que hasta ese momento habíamos decidido ignorar o reprimir. Debemos desarticular nuestra falsa personalidad y aceptar nuestra verdadera naturaleza.
Pero amarse a uno mismo no es tarea sencilla, hay que asumir la paradoja (In stercore invenitur) de que el estiércol es un fertilizante‘.
La putrefacción supone el inicio de una nueva vida, implica el renacimiento de la materia después de la muerte y la disgregación de su escoria. La corrupción de una cosa corresponde a la generación de otra. Psicológicamente significa la destrucción de aquellos elementos que estorban para el avance evolutivo espiritual.
Una cuádruple esfera gobierna esta obra de fuego. (Michael Maier – 1618)
Cuarta fase: Hierogamia, rubedo
Fase representada por el Sol. Es el segundo perfeccionamiento, la llegada al centro, que es simple, indisoluble y eterno. El oro es su correspondiente fisico. A través del proceso alquímico se despierta y desarrolla el centro anímico.
Es es final del proceso, supone la obtención de la piedra filo.sofal, la unión sagrada del sol y de la luna (hierogamia Solis et Lunae), de la consciencia luminosa y el inconsciente. Unión sagrada que no contiene oposición alguna y es por tanto incorruptible. Según el alquimista más famoso de la historia Hermes Trismegisto: Lo de abajo es igual a lo de arriba. Lo de arriba es igual a lo de abajo.
Emerge entonces una unidad que ha sido multiplicidad. Ya no es el yo anterior (sumiso al ego) sino una serie de hechos sólidos que forman la cruz que cada uno es.
El inconsciente es nuestra otra mitad y con frecuencia ofrece a nuestra mitad consciente una guía que no podríamos obtener de otro modo. El sí mismo (si no conocéis este concepto os animo a aprender sobre el Selbst) es un factor de guía interior distinto de la personalidad consciente.
Es el centro regulador que proporciona una extensión y maduración constantes de la personalidad. Sus posibilidades de desarrollo dependen del ego. Si el ego está dispuesto o no a escuchar el mensaje del sí mismo, si le permite o no convertirse en consciente.
Enhorabuena, ya estás iniciado en la alquimia. Ya puedes salir al mundo exterior.