El Incal
Un Viaje al Subconsciente
En la Antigüedad, cuando la sociedad estaba dominada por nobles, pobres y sacerdotes, se puso de moda una cosa llamada Epopeya (la de Gilgamesh sumeria es de hace más de 4000 años, os dije que era antiguo esto de coger un héroe y llevarle a vivir aventuras).
Mezclaba la figura de un héroe humano, o casi, y muchos elementos fantásticos o dioses. Casi siempre sus argumentos tienen que ver con hazañas prodigiosas, gestas peligrosas, temas bélicos, viajes trepidantes o todo a la vez. Muchas de ellas incluían un viaje al inframundo (Nekyia o catábasis para los muy frikis del Averno), un sueño profético o una visión de ultratumba.
De aquí beben un montón de películas y libros de todos los tiempos. Intenta pensar en esto: un héroe que le sacan de su zona de confort, tiene que viajar a un mundo desconocido y el camino está lleno de sorpresas. A mí así de primeras se me viene Star Wars (inserte número del 1 al… no sé por cuál van ya). Da igual el capítulo que todas son epopeyas. Pero es que si te paras a pensarlo con calma, hay tantos ejemplos de epopeya que casi resulta difícil ir al cine un viernes y que no haya, mínimo, una película con estas características.
Pues no iba a ser menos el amigo Jodorowsky. De verdad que lo de este hombre es increíble. Y no me refiero a las nueve películas que ha dirigido que algunas son para hacer un post aparte. Me refiero a la ingente cantidad de literatura que ha producido. Solamente en lo que a cómics se refiere tiene tantos, (en serio pinchad en su nombre ahí arriba y lo veréis su página de wikipedia), que documentándome para hacer el post me he rendido contándolos. Desde los años sesenta lleva haciendo novela gráfica colaborando con distintos ilustradores como Jean Giraud (aka Moebius), Juan Giménez López o los Humanoides Asociados (los de Heavy Metal, que fueron los primeros en publicar el Incal en los años ochenta).
La saga de El Incal, que comprende entre los años 1981 y 1989, abarca una etapa en la vida de Moebius de intensas transformaciones en su forma de pensar y de vivir. A principios de los 80 vive en una comuna zen donde basa su alimentación en lo que se cultiva allí y conoce testimonios sobre contactos con seres de otros planetas. La filosofía de vuelta a los orígenes de la comuna se refleja en forma de crítica a la tecnología y el progreso desenfrenado.
El argumento nace de la mente de dos personas que tienen una visión transcendental de la realidad. Jodorowsky se lo transmite de manera breve, para que el dibujante interprete dibujando y recreando la trama a medida que avanza, casi sin planificación, aunque con un detalle fundamental a tener en cuenta: la afinidad de ambos es tal, que Jodorowsky acaba llenando los dibujos de diálogos y da pie con ello a la retroalimentación creativa de la trama por parte de Moebius.
El Incal tiene todos los ingredientes de una buena epopeya al estilo sumerio. Su protagonista vive su viaje iniciático por diferentes etapas: primero deberá encontrar su valor interior y encontrar a sus aliados, con los que será testigo de una revolución contra la nobleza, visitará el centro del planeta plagado de páramos oníricos, y conocerá a seres fantásticos, místicos y paranormales.
Las influencias esotéricas de Jodorowsky impregnan toda la obra: el Tarot (entre otras referencias, el protagonista representa un arcano: Difool > the Fool > el Loco), los diferentes estadios que Jung definía en su Psicología y Alquimia, la integración de los arquetipos masculino y femenino, la consecución del cuerpo en forma de diamante o la comunión del yo consciente con el yo total (o Dios). Si conoces El Kybalión también reconocerás muchas referencias a la simbología Hermética.
Los sistemas de gobierno, la hipocresía de los políticos, la crítica a la religión también son referencias continuas en toda su obra (si has visto La Montaña Sagrada lo sabrás). Pero también manifiesta el rechazo al conformismo, al ciudadano obediente que vive con una venda, que no pretende entender ni cambiar las cosas, el que simplemente sigue día a día y traga con todo lo que le toque, controlado por una televisión al servicio de los intereses del poder.
Con el grandioso dibujo de Moebius, no se puede caer en el error de olvidar una parte fundamental del apartado gráfico de El Incal: el COLOR. Aunque pasen años desde la última vez que leíste esta obra, las ilustraciones se quedan grabadas a fuego en la memoria gracias al uso del color para transmitir atmósferas y sensaciones. Cuando estás siguiendo al loco de Difool por un lago de ácido, y de verdad puedes sentir el olor a azufre a través de una hoja de papel, es que estás ante una obra de arte. Creo que si me preguntaran cuál es el motivo principal por el que recomendaría a cualquiera leerlo diría el color. Y las secuencias psicodélicas. Y las referencias Jungianas. Ya paro…
Como no podría perdonarme jamás haceros el más mínimo spoiler, y como odiador oficial de las sinopsis en general, os invito a que lo leáis. Puede encontrarse por partes o en formato recopilación (yo recomiendo este último) pero aseguraos de que la edición que compréis tiene los colores originales de Moebius y no los del «remaster».
Aquí os dejo el enlace a la versión, en mi opinión, definitiva. Además de los 6 cómics que forman la historia, es la primera vez que una edición española incluye también el álbum de Los misterios del Incal (además la versión actualizada de 2017) y la interesantísima historia de En el corazón del inviolable Metabúnker. Estos extras de excepción ya valdrían por sí solos para convertir esta edición en la mejor hasta el momento, pero es que además, recupera el color original restaurado.